"Sexoterapia": una alternativa en sexualidad y diversidad funcional.



Fragmento del libro "EL OTRO LADO DEL SEXO" (Capítulo 7 "Enfermeras sexuales" - Sexo más allá de la discapacidad) de VALERIE TASSO, PLAZA & JANES EDITORES, 2006, en el que se abordan experiencias en asistencia sexual a personas con diversidad funcional y de la tercera edad. 
Desde "Sex Asistent", agradecemos a Valerie Tasso el permitirnos compartir este material.
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Sexo más allá de la discapacidad

Hace poco Suiza se prestó con éxito a un experimento que consistió en reunir a un grupo de trabajadores sexuales (entre ellos, seis mujeres y cuatro hombres), para formarlos en la adquisición de una base terapéutica necesaria para poder atender las necesidades sexuales de personas que sufren discapacidad mental. Dinamarca, que ya había implementado la sexoterapia y la pornoterapia en geriátricos, decidió copiar el modelo helvético y creó un programa específico: "Sexo más allá de la discapacidad", que está levantando mucha polémica. A través de la iniciativa, el Gobierno financia a prostitutas para que tengan relaciones con minusválidos una vez al mes. La filosofía del proyecto considera que la sexualidad es un aspecto muy importante de la vida de las personas, aunque sean discapacitadas. Para acogerse al programa, el discapacitado tiene que estar acompañado de la persona que le cuida para que, con su ayuda, pueda transmitir de manera clara a la profesional, cuáles son sus expectativas en cuanto a la relación sexual que va a mantener con ella y cuáles son sus deseos.

Ahora bien, este programa ha recibido importantes críticas. Sobre todo, por los partidos daneses de la oposición. Estos consideran que financiar este tipo de programas con dinero de los contribuyentes es totalmente inmoral. En estos términos se expresó la portavoz del partido Social-Demócrata, Kristen Brosboel. ¿Por qué los políticos saltan de manera tan vehemente cuando la prostitución puede estar al servicio de los discapacitados? ¿Acaso los discapacitados no tienen derecho, como los ancianos de los geriátricos, a beneficiarse de la sexoterapia? ¿Por qué en lugar de hablar en términos de "inmoralidad", no pensamos en términos de bienestar, y no marginamos a los más desfavorecidos?.
Con las declaraciones de Brosboel, se hace una clara diferenciación entre el derecho al bienestar de la persona sana y el de la persona discapacitada, cuya sexualidad parece inexistente. ¿Los minusválidos, son ciudadanos de segunda?

El Presidente de la Asociación Danesa de Discapacitados, Stig Langvad, replicó a Kristen Brosboel, diciendo que: "Nosotros debemos tener las mismas posibilidades que cualquier otra persona. Los políticos tendrían que discutir si la prostitución debería estar permitida o no para todos, y no si nosotros podemos o no tener acceso a ella".

Cuando se habla de Dinamarca, además de La Sirenita de Andersen, nos viene a la cabeza la imagen de un país donde las libertades individuales se respetan. Todo lo que concierne a la sexualidad no está mal visto; es más, la pornografía se despenalizó a mediados de los años sesenta y los homosexuales pueden contraer matrimonio desde 1999. Quizá la abuela de Andersen se alegraría si viviera en nuestra época, ya que se dice que ejercía la prostitución. Y es que la prostitución en Dinamarca es legal, y cuenta con unas 6.000 profesionales.

En mis inicios como prostituta, antes de trabajar en Barcelona, estuve repasando los anuncios que aparecían en los periódicos españoles. Fue en la primavera de 1999. En uno de ellos, se buscaban chicas dispuestas a viajar a Copenhague para prestar sus servicios sexuales en una agencia de contactos. Llamé al teléfono indicado. Sandra, la muchacha que me atendió, tenía un suave acento colombiano. Me informó de que durante el mes de junio en Copenhague tenía lugar el Festival de Música, una gran oportunidad para ganar mucho dinero. La idea de trabajar por espacio de dos meses como máximo, para dar la posibilidad a otras chicas de ganar dinero. Pero tenía que decidirme en dos días, ya que Sandra había reunido a varias chicas españolas y habían quedado en el aeropuerto para viajar todas juntas. No acepté la oferta porque no quería dejar España, debido a la caótica situación personal que atravesaba por aquel entonces. Quedé con Sandra en viajar en otro momento. Me dejó el número de la agencia en Copenhague para la cual trabajaba y me explicó que la persona que atendía el teléfono hablaba un perfecto español Le interesaba mucho poder contar con chicas que no tuvieran un físico "nórdico", demasiado habitual para los daneses, lo que explicaba por qué había puesto el anuncio en España.

No obstante, fue un psiquiatra de un país vecino, Suecia, el que elaboró implícitamente el concepto de "enfermera sexual". Lars Ullerstam, en su ensayo Las minorías eróticas (Grijalbo México, 1967), cambiaba la palabra "parafilia" por la de "minoría erótica" y proponía la creación de centros específicos para tratar a sujetos con gustos sexuales peculiares a fin de que éstos pudieran realizar todos sus deseos sin por ello sentirse mal. Para que este servicio funcionara había que contar con una terapeutas específicas que pudieran dar respuesta a una demanda para la cual ninguna "enfermera tradicional" estaba preparada. Así que decidió recurrir a la contratación de prostitutas. Ignoro exactamente qué pasó, pero lo cierto es que estos centros tuvieron una corta vida. Me imagino que la presión de la opinión pública fue tal que el gobierno se tuvo que rendir a una evidencia: el rechazo por parte de la sociedad sueca de que su país fuera "refugio" de todas las "perversiones" que el ser humano es capaz de manifestar.

Pero, aunque no tuvieron éxito, se sentaron las bases para futuros proyectos inspirados en estas ideas de aceptación de la terapéutica sexual.

La noticia saltó a principios de 2005: los geriátricos daneses habían encontrado un nuevo tratamiento para mejorar la vida de los ancianos, uno que no tenía nada que ver con tomar más pastillas o hacer ejercicio por las mañanas. No. La nueva terapia consistía sencillamente en proyectar películas pornográficas y contratar los servicios de prostitutas que, además de proporcionar sexo a los ancianos, los desvestían, lavaban y, después del encuentro erótico, los volvían a vestir.

La llamada pornoterapia trajo consigo la sexoterapia o el uso del sexo para curar. Fue en el geriátrico de Thorupgarden, en Copenhague, donde se inició el novedoso sistema. El Consejo de Ancianos presentó la propuesta a la dirección que, lejos de asustarse, aprobó enseguida la solicitud. Al parecer, los resultados son sorprendentes. Los ancianos que se acogen a esta terapia están demostrando un nivel de violencia muchísimo más bajo que los que no la siguen y, además, han reducido considerablemente su ingestión de medicamentos. Algo que seguro no debe de gustar nada a los laboratorios farmacéuticos.

La pornoterapia se ha extendido en los últimos meses a otros geriátricos y casas de reposo en todo el país. No se trata, obviamente, de una terapia obligatoria, pero según los médicos daneses, cada vez son más los ancianos que la solicitan. De momento sólo los hombres hacen uso de las terapias eróticas pero se prevé que en breve las mujeres también se acojan a ellas.

Las meretrices que se contratan para acudir a geriátricos y compartir su conocimiento sexual con los señores están perfectamente capacitadas para tratar con clientes de estas características, ya que se la forma para poder atender las necesidades básicas que un señor mayor pudiera requerir. Es decir, su papel va más allá del simple contacto sexual.